martes, 23 de marzo de 2010

Pajero en mano

No estoy lista para pasar a la adolescencia y no soy lo suficientemente grande como para que haya pasado demasiado entre mi adolescencia y hoy. Uf, respiro profundo. Ya voy a poder burlarme de eso, terapia will kick in.
Lo loco de todo esto, y para separarme medio milímetro del cliché que soy (importante: medio) es que desde los quince años que no estoy sola (ya debería ser de las que dicen "ser sola", ¿no? quiero retrasar el momento de ser de las que dicen "ser solo/a"). Siempre tuve novio. Y quizá esto tenga que ver con que -esperen, se viene la declaración que tú ñoña estás esperando, que tú muchacho perspicaz siempre viste venir- no me llevo bien con las mujeres. Un aplauso, lo sé. Estoy batiendo récords de coherencia. Dije salir un poco porque se espera que la gordita resentida no tenga novio, siempre esté sola y odiando a los hombres. Yo vendría a ser de las perdedoras que nunca tuvo un noviazgo inferior a un año que no haya cortado ella como alternativa al suicidio en masa y que más que odiarlos desprecia a los hombres (si no saliera siempre con idiotas no despreciaría a los hombres, claro).
A lo que iba es que siempre estuve de novia. No con el mismo, claro está. Decir que siempre estuve de novia pero con diferentes personas es como decir que arrastro varios fracasos amorosos (si fuera la persona que edita Clarín, por ejemplo). Pero yo no los veo como fracasos, todo lo contrario: han sido un éxito. Un éxito de la circunstancia sobre la inteligencia. Cómo una persona puede salir tantas veces con el mismo flaco reencarnado en un flaco diferente, malgastar muchos años de su vida con esa miserable persona (no es un insulto, es la descripción de mis ex-novios. Un amigo los describió como "easy going"... eso te lo dice: miserables), terminar y no poder largar ni media solitaria lágrima para -porlomenos- poder experimentar una emoción humana que no sea ira, humillación, verguenza, ira y resentimiento por una vez en la vida.
Tengo la suerte de conseguirme parejas que me idolatran, me convierten en su madre, se sienten amenazados por mí pero no pueden vivir sin mi (literalmente, si yo no estoy ¿quién les elige la ropa a la mañana y les recuerda que tienen que comer para no morir?) y finalmente deciden entre estas dos opciones: jugar al amante despechado onda psico notepuedoverporquemehacesmalmecortaríalasvenasporvosteamoteodiodamemás o simplemente aprender algo de la experiencia y empezar a salir con una verdadera infradotada (juro que aquí no hay resentimiento, cuando esté editorializando aviso) y ya no sentirse tontos o amenazados sino muy viriles y seguro de si mismos (newsflash: mi ex novio asumió su pelada y se dejó de peinar los dos pelos que le quedaban para adelante. Claro, ahora que no sale conmigo ya no es de los pelados que se tiran los dos pelos para adelante, ahí está su verdadera forrada: en el timming).
Soy de esas, sí lo soy. Soy de esas que agarra al flaco que no se baña (no, no se bañaba, lo juro), que usa sleeps (no sé qué es peor) y que llora más que una fanática de Austen indispuesta y lo deja hecho una joyita nunca taxi para que la próxima se regocije de su avance. Sí, qué pedazo de boluda.

2 comentarios:

  1. no sos una boluda: apenas sos una viñeta (plagiada)

    ResponderEliminar
  2. PARÁ! Viñeta ni siquiera lo entiendo (porque posta, soy boluda eh, acá no hay falsa modestia). Que mi vida sea igual de mediocre que la de miles de personas no implica que sea plagiada. Pla-gia-da, ¡me dolió! (eh... ¿Plagiada de dónde si se puede saber?)

    ResponderEliminar