miércoles, 30 de junio de 2010

Divina popularidad

Será por una cuestión de vocación frustrada pero yo considero que detrás de cada vómito de la industria cultural puede hallarse un copado guionista luchando por meter ingenioso en un texto marketinero. O por ahí miro mucha tele.
El caso es que la división de las mujeres en Divinas y Populares no me parece del todo equivocada. Hay épocas en las que ser copadas o ser lindas (como modelo, no como condición física) parecen ser opuestos graves. Entonces, por un lado las que van a la peluquería y por otro las que van a recitales de rock. Nos burlamos unas de las otras, las divinas tienden a ser finas y recatadas, las populares cultas y originales. Ellas dicen que somos putas, nosotras decimos que son huecas.
Lo irónico es que la supuesta división entre unas y otras es que las Populares “no se deben a su público” sino que tienenpersonalidad y no caenenestereotiposboludos.
Hoy, pisando inevitablemente la adultez, y –por suerte– adivino que el mundo es más complejo y divertido si una no opone leer una buena novela a depilarse cada tanto.
Amo a mis divinas: me distraen con sus charlas sobre cosméticos y son las primeras en darse cuenta si bajé un kilito. También tengo en mi vida perras ácidas que son las primeras en descubrir si subí un kilito o si mi léxico va en picada pero que siguen sin dejarse comer por las comedias románticas y por Juan Carlos Rapsodia.
De las Populares no supe más nada pero aprendí una gran lección, una cosa es ser rebelde y otra Tribunera.

2 comentarios:

  1. Arriesgo sin saber mucho de que se trata porque no vi el anuncio: nunca las juntaste. Si las ponès a todas en una habitaciòn chiquita a charlar no te queda otra que asumir uno de los dos papeles, y ahì que pasa? te quedàs callada? Lo dejo acà, un poco para que lo pienses y otro poco porque no me andan bien los acentos.

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  2. Una perspicaz observación querido Cesare... En mi cumpleaños de 15 (sí, hice cumpleaños de 15, no quiero hablar de eso) se mataron a piñas. Pasó mucho tiempo antes de que lo volviera intentar y siempre queda en evidencia mi rol de doble agente, pero no sorprende a nadie. Las intelectuales me tienen por hueca y las lindas por paria, soy a ellas lo que el amigo gay que Chiche Duhalde dice tener o lo que mi amigo del PO es para mí: esa rareza social que nos hace sentir que tenemos amplitud de criterio y que podemos intervenir en cualquier conversación empezando la oración con "yo tengo un amigo..." que nos acredita.

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